Seguramente has oído hablar de los famosos cólicos del lactante. En este post voy a contarte lo
que dicen los libros de pediatría. Y además, te contaré otras cosas que quizás no conoces y creo
que pueden resultar de utilidad.


Los cólicos del lactante se definen como un malestar digestivo en lactantes menores de 4
meses, que se expresa en forma de llanto inconsolable, acompañado de movimientos bruscos
de las piernas y del tronco, que se prolonga durante más de 3 horas, al menos 3 días a la
semana.


Entre las causas más frecuentemente descritas en los libros están la inmadurez del sistema
digestivo de los recién nacidos, asociada a una pobre microbiota intestinal o el estrés por
exceso de estímulos.


Sin embargo, hay otros factores que pueden estar implicados en el desarrollo de los cólicos y
quizás desconocías.

Cólico del lactante


Disfunciones craneales y de la musculatura cervical


Algunos bebés nacen con alteraciones craneales, a veces debido a malposiciones intrauterinas
y otras veces debido al parto, sobre todo en caso de partos instrumentalizados o de cesáreas,
en los que el paso por el canal del parto se ve alterado. Estas disfunciones pueden generar
tensiones en la musculatura cervical y craneal y en las suturas craneales, dificultando el
movimiento libre del cuello, la cabecita y la boca del bebé.


En ocasiones podemos observar algunas asimetrías craneales (plagiocefalia), un ojito más
abierto que otro, una oreja más elevada o el occipital aplanado en uno de sus lados.
Otras veces, nos daremos cuenta porque el bebé tiene tendencia a inclinar o rotar la cabecita
siempre hacia el mismo lado o le cuesta agarrarse a una de las dos mamas (tortícolis).


Estas tensiones por sí mismas son molestas y van a hacer que el bebé esté irritable y llore con
frecuencia, generando un aumento de tono del diafragma, lo que puede provocar un aumento
del reflujo gastroesofágico.


Por otro lado, también puede afectar al recorrido del nervio vago, uno de los nervios
implicados en las funciones digestivas, dificultando alguno de sus procesos.
A su vez, es frecuente que estas alteraciones provoquen trastornos orofaciales que alteran el
agarre y la succión.


En este caso, es habitual que se genere dolor durante la lactancia, grietas o vaciado
incompleto. Muchas veces observaremos una succión poco eficaz, chasquidos durante la toma
y malposición de la boca del bebé en torno al pezón. El bebé tenderá a cansarse durante la
toma y requerirá tomas más largas y frecuentes, que en ocasiones llegan a solaparse. El bebé
tiende a llorar con frecuencia porque tiene hambre, a pesar de pasarse muchas horas al pecho.
Como la succión no es correcta, la extracción de la leche tampoco. El bebé sólo podrá extraer la
parte más acuosa de la leche. La parte más grasa no es, por tanto, ingerida. Esto provocará,
por un lado, que el bebé demande todo el tiempo, y por otro, que la digestión de la leche sea
más complicada, dando lugar a trastornos digestivos.

Así que, como vemos, el tema de “los cólicos” es muchas veces más complejo de lo que parece
a simple vista.


Por eso, en consulta, el tratamiento no se basa simplemente en hacer un masaje en la tripita
del bebé para ayudarle a expulsar los gases. Trabajaremos sobre el cráneo, la boca, el
diafragma y el intestino. En ocasiones, necesitamos observar cómo es el agarre o la succión.
Hablaremos sobre el embarazo y el parto. Porque son muchos los factores implicados y
muchos los aspectos a valorar.


Si algo de lo que has leído aquí te resulta conocido, no dudes en llamarnos. Seguro que
podemos ayudarte.

Ana Merino Martin
Fisioterapeuta especialista en uroginecología y obstetricia